Ser parte del equipo de Talentum elBulliLab no es moco de pavo. A la ya de por sí difícil –aunque divertida– tarea que supone el seguimiento diario de todos y cada uno de los proyectos que se desarrollan en este laboratorio de ideas, debemos añadir la vida –tanto profesional como privada– que los integrantes de este prestigioso programa de becas de Telefónica tienen más allá de estas paredes.
Al contrario de lo que muchos de los que estáis leyendo esto podéis pensar, todas las personas que formamos este grupo de jóvenes con pasión tenemos muchas obligaciones más allá de poner nuestro talento al servicio del proceso creativo. Ya sea estudiando, trabajando en otro lugar o desarrollando proyectos personales, los miembros del equipo Talentum no ganan ningún trofeo porque les sobren las horas al final del día. Más bien al contrario.
Pongamos a Pol como ejemplo, de formación periodista y con 24 años recién cumplidos. En un día normal, se levanta a las siete de mañana, hace 15 minutos de ejercicio, se ducha, desayuna rápido y baja corriendo a la estación para no perder el tren. Del pequeño pueblo de Montgat hasta la inmensidad de la Plaza España, en Barcelona, en un convoy que parece una lata de sardinas en escabeche.
A las 8:55h. ya está subiendo la rampa de la calle Mèxic que da acceso a elBulliLab –sí, accedemos por una rampa de parking, no por las escaleras. Hasta en eso somos especiales– para a las 9:00h. ya estar listo para empezar a trabajar. Y es que aquí la puntualidad, igual que un plato en las mesas de elBulli, se exige desde el día 0. Llegar tarde es considerado como una falta de respeto hacia tus compañeros.
En pleno proceso de transición de modo “aún dormido” a modo “listo para trabajar”, Ferran Adrià ya ha sacado las metralletas y empieza a escupir proyectos, ideas, propuestas o conocimiento. O todo junto. Una bomba de relojería. Pero es que él lleva activo desde las 5:30h.
Apresurado, recoge todas las ideas que le ha soltado, las ordena mentalmente y las repasa con David, nuestro responsable. Se establecen las prioridades y manos a la obra: hoy puede tocar desarrollar una estrategia de comunicación, hacer un plan de Twitter, elaborar contenido para un futuro libro o, quizás, cuestionarse el trabajo de un compañero para darle una vuelta de tuerca. Cinco horas de lo más entretenidas a las que quizás les de continuidad al día siguiente. O quizás no: mucho depende de si Ferran ha soñado esa noche con nuevas tareas, proyectos y posibilidades.
A las 14:00h., corriendo al metro dirección Hospital Clínic. Su jornada laboral sigue y a las 14:30h. le esperan en Atrevia, una agencia de comunicación a la que dedicaba todo su tiempo como consultor antes de aterrizar en elBulliLab. Especialista en comunicación corporativa y en gestión de crisis, en servicios de consultoría diseña y desarrolla planes estratégicos de comunicación interna, campañas de cultura, marca o gestión del cambio. Ah, y come mientras trabaja.
Hasta que dan las 19:30h. Lo más normal es que después tenga reunión con los miembros de Bon & Petit, una startup para la que colabora en su tiempo libre, en funciones de marketing, desarrollo de negocio y comunicación. Y de ahí, seguramente, directamente rumbo a Badalona, al entreno de baloncesto que tiene tres días a la semana. Llega a casa alrededor de las 23:45h., cena algo, habla un rato con su madre y se tumba en el sofá, hasta quedarse más frito que un huevo de avestruz.
Y a todo esto, tiene novia.